Juventud, divino tesoro. Te vas para no volver
Éstas son las palabras de Rubén Darío, poeta nicaragüense que impulsó el modernismo en España.
Y, vaya si tenía razón. Hoy en día, la misma inocencia e ingenuidad que carateriza a la adolescencia y a la juventud en sí, produce una antítesis: Los pequeños quieren ser mayores y los mayores desean volver a su infancia.
Todos, cuando somos mayores, en cierta medida, tenemos situaciones u objetos de las que en ocasiones es más complicado desprenderse de lo normal, como aquella piscina de bolas del centro comercial, aquel juguete cual jugastes desde muy pequeño o incluso aquellos juegos que jugabas con tus amigos.
Hoy en dia, estimo que la fecha de caducidad de la infancia termina cuando reciben la primera comunión (10 años) y sobre los 16 años, está censurado cualquier tipo de diversión adolescente.
No debemos de olvidar que la media que se estima sobre el comienzo del consumo de alcohol, está a los 14 años, por lo que la mayoría de esos adolescentes se han comido 4 años de su vida, años que después será demasiado tarde para recuperar.
Para concluir, quisiera lanzar un mensaje a toda la juventud.
Vuestra juventud debe acabar cuando creáis que debéis de ser adultos, no cuando lo estipulen "medias".
Por lo que no os dé vergüenza reir, saltar, gritar, bailar como un niño/a pequeño. Y como digo en reiteradas ocasiones, evitad sobre todo, cualquier mala influencia que os pueda fastidiar de por vida.
